La Familia Sa-Fa llamada a vivir la alegría del Evangelio
El año pasado, los Hermanos de la Sagrada Familia celebraron el XXXVIII Capítulo General convocado bajo este lema que se nos ha propuesto como lema institucional para el corriente año.
El Capítulo General es el máximo órgano deliberativo del Instituto de los Hermanos en el que se proponen un conjunto de orientaciones para la propia congregación y para toda la familia Sa-Fa y se eligen sus máximas autoridades para los próximos seis años.
La exhortación apostólica de Francisco de 2013, “Evangelii Gaudium” (La Alegría del Evangelio) orientó los trabajos y las propuestas del Capítulo. El texto del papa Francisco y el documento final del Capítulo General nos servirán como marco de referencia para reflexionar sobre el sentido del lema que se nos ha propuesto.
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. (…) Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”. (EG 1) Francisco nos recuerda que el Evangelio es la noticia más hermosa que hemos recibido (EG 277). La buena noticia del Evangelio nos comunica el enorme amor que Dios nos tiene, dado a conocer en la persona de su hijo Jesús. La palabra, los gestos, las actitudes, la vida entera y más aún, la muerte y resurrección de Jesús, muestran la inmensa ternura del amor de Dios.
Una alegría que vivir. Esa buena noticia de sabernos amados y cuidados por Dios como un papá o una mamá, despierta una alegría profunda para quien la recibe y se abre a ella. La alegría nace en primer lugar de la conciencia de haber recibido un regalo tan grande que nos transforma la vida y le otorga sentido. Por eso cuando nos encontramos con la persona de Jesús, y nos disponemos a seguirlo tejiendo vínculos con los demás, similares a los que Dios construye con nosotros, experimentamos esa misma alegría profunda y transformadora.
El lema constituye una invitación para cada uno de nosotros, en cualquier lugar y situación que nos encontremos, a renovar nuestro encuentro personal con Jesús, o al menos a dejarnos encontrar por El. (…) Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. (EG 3)
Una alegría que anunciar. Esta alegría que nos reúne gratuitamente es también la fuente y la razón de ser de nuestra tarea diaria.
La alegría que llena nuestra vida es una alegría misionera que nos llama a llevar la buena noticia de Jesús a todos, a hacer de ella el corazón de nuestras prácticas pedagógicas, administrativas, organizativas y relacionales.
Si en una escuela creyente evangelizar es educar y educar es siempre una manera de evangelizar, la alegría del Evangelio, habrá de manifestarse en cada una de estas dimensiones de la escuela, en el cuidado de cada uno y en los vínculos comunitarios que construimos, en la escucha y el acompañamiento de los jóvenes, las familias, y nuestras periferias existenciales.
Una alegría que compartimos como Familia Sa-Fa. Compartimos esta alegría con todas las comunidades y obras que integran la familia Sa-Fa. Una alegría que nace del Evangelio y por añadidura del regalo que Dios nos hizo en la persona del Hermano Gabriel y su carisma.
Nos alegra sabernos parte de una familia grande que aun en medio de la diversidad de culturas, de formación, de edad, de género, de pertenencia eclesial que la integran, comparte una misión común y un estilo particular de seguir a Jesús.
El lema nos invita a caminar en nuestra comunidad educativa junto a toda la familia Sa-Fa. Somos llamados a trabajar en y desde nuestro lugar, pero con una perspectiva más amplia (EG 235), sabiendo que todos tenemos algo que aportar que no puede perderse (EG 236)
Pero el lema también aviva la conciencia de nuestras propias limitaciones personales y comunitarias, y nos llama a redescubrir el valor de la propia vocación, a involucrarnos en el ejercicio de la misión y a crecer en el estilo particular de seguir a Jesús que nos regaló el Hermano Gabriel inspirado en la Sagrada Familia de Nazaret.
Deseamos concluir esta reflexión sobre el lema institucional 2020 con la oración final que acompaña el Documento de Orientación de Hermanos y Laicos del Capítulo:
Padre bueno: Que puedas ofrecer hoy en nuestra comunidad educativa y en nuestra familia Sa-Fa lo que tan calladamente nos regalaste en Nazaret. Que el espíritu de familia anime nuestra vida. Que podamos vivir y manifestar como escuela y familia Sa-Fa la alegría del Evangelio.